Entre los días 10 y 15 de julio los trabajadores afiliados a la federación walmart salieron a la huelga por salarios y condiciones laborales, como así también para enfrentar el ataque flexibilizador y de quite de beneficios de esta patronal imperialista.

Cerca del 14 mil trabajadores, un 40 % del plantel de esta supermercadista, mantuvieron la paralización de casi la mitad de los locales a nivel nacional, ocasionándole importantes pérdidas de ingresos.

Sin embargo, esta fuerza desplegada, fue desmovilizada por la directiva de la federación en consonancia con la burocracia de la CUT y de los “asesores sindicales” provenientes del mundillo concertacionista.

En la página de CETRA (asesores) indican que los trabajadores siempre estuvieron ante la alternativa: “Última Oferta o Artículo 342”. Es decir optar entre la propuesta de la empresa, un miserable bono de término a cambio de eliminar beneficios y sin reajustes salariales, o adscribirse a las estipulaciones del contrato colectivo anterior sin reajuste, ni bono, ni reposición de días caídos. En una maniobra acostumbrada por la burocracia sindical, colocaron ante esta falsa alternativa a un pequeño puñado de dirigentes sindicales quienes de forma inconsulta, decidieron agarrarse del “piso de negociación”.

Este es el resultado de la perspectiva de la conciliación de clases, que buscó la resolución a la lucha de los trabajadores no en las fuerzas de nuestra clase, sino en la legislación laboral y la mediación de las instituciones del estado burgués.

No es la primera vez que trabajadores de walmart, al son de millonarias asesorías vinculadas a agentes o exagentes de la burocracia estatal, salen a la huelga logrando magros o nulos beneficios sin lograr imponer sus condiciones a la patronal.

Ya los mecanismos del semiestado burgués habían mostrado su ineficacia para resolver la imposición de una flexibilización laboral generalizada, con la figura del omnioperador, dando muestras que el poder de una patronal imperialista se encuentra por encima del “andamiaje jurídico” del país semicolonial (inertes fallos favorables a los trabajadores de la inspección y los tribunales de justicia), que por lo demás se encuentra a sus servicio.

Ante una política de flexibilización, despidos y baja salarial del conjunto de la clase capitalista, con el fin de modificar la relación capital-trabajo en medio de la crisis, la única respuesta plausible es la organización de la clase obrera y la lucha golpeando sobre la producción.

La huelga de walmart en la actual situación se volvía crucial, ya que mostraba la fortaleza de un sector de la clase trabajadora de la rama de servicios, cuyo peso superaba la atomización y fragmentación imperantes.

La legislación laboral y el código del trabajo, expresan la forma en que se mantiene la estatización de los sindicatos, pretendiendo maniatar el accionar obrero, restringirlo a periodo estipulados burocráticamente y estructurar los tiempos del desarrollo de la lucha para que toda huelga se vuelva inocua o con el suficiente margen para que los empresarios puedan liquidarla.

Es por ello que la única alternativa que no visualizaron los dirigentes sindicales guiados por la burocracia sindical oficialista (que dicho sea de paso, la CUT sólo pretende usar las movilizaciones de trabajadores para posicionar mejor las políticas del gobierno de cara a las elecciones municipales) era la de mantener y extender las medidas de lucha. Era necesario fortalecer y ampliar la huelga paralizando más locales e ir incitando a más trabajadores a la huelga.

Para ello se necesitaban impulsar la democracia sindical, levantando una asamblea o congreso nacional de delegados de base, que guiara sus acciones, que fuera tomando las decisiones en contra de la patronal, la burocracia y el propio gobierno, que intervenía cínicamente con ministros saludando la movilización.

Pero nada de esto iba a pasar con la actual dirección sindical que iba a llevar al torrente de la legalidad burguesa toda iniciativa.

Aferrarse al piso de negociación fue la opción de la derrota, igual que aceptar la última oferta empresarial. Con estos resultados los trabajadores no sólo pierden los días caídos, sino que se congelan los salarios y beneficios por un año y medio. La situación de decepción de muchos trabajadores que salieron enérgicos a ponerle el cuerpo a la lucha puede llevar a la desmoralización, desafiliaciones y mayor dispersión de nuestras filas, resultado cuya exclusiva responsabilidad corresponde a la burocracia sindical. Ante esta disgregación, la patronal avanzará con su plan flexibilizador de forma aún más enconada.

Es imperioso sacar lecciones de esta lucha, fortaleciendo los sindicatos, expandiendo la organización de lucha, imponiendo la democracia sindical en los mismos, preparando a los mejores activistas para la lucha contra esta patronal imperialista, pero sobre todo es preciso recuperar nuestras organizaciones expulsando a la burocracia sindical y colocando a la cabeza a trabajadores decididos.

La independencia de los sindicatos del gobierno, la patronal y la burocracia sindical es una tarea de primer orden para toda la clase trabajadora.

La huelga de los trabajadores de Walmart está afectando el funcionamiento con cierre total o parcial de casi la mitad de los locales que tiene esta multinacional imperialista en el país, impactando sobre ventas y ganancias de esta cadena, evidenciando que somos los trabajadores los que movemos los resortes económicos, la única clase progresiva de la sociedad.
La fuerza de 14 mil trabajadores nucleados en una sola federación a más de 150 sindicatos, tiene el potencial para doblegar a esta patronal, impidiendo que avance sobre derechos y conquistas, así como podemos avanzar en imponer las condiciones laborales que creamos necesaria.
Pero no es sólo la fuerza del número lo que puede hacernos avanzar en obtener nuestras demandas, sino también el nivel de nuestra organización y la voluntad de nuestra dirección.
Esta empresa, famosa por abusos patronales en todo el mundo, cuenta con el respaldo de todo el andamiaje político y jurídico, de un semiestado atado con cadenas al imperialismo, que le permiten imponer sus condiciones a la clase trabajadora mientras esta se lo permita.
Conquistar los planteado en el pliego del contrato colectivo, aunque será un buen punto de apoyo, hay que considerarlo un armisticio de la lucha entre la patronal y los trabajadores, ya que la patronal volverá a querer imponer sus condiciones una vez concluida la negociación.
Por ello es importante aprovechar esta pelea para fortalecer la organización y colocar a la cabeza de nuestras organizaciones a dirigentes decididos.

Es necesario levantar puntos tales como:
Contra la flexibilización impuesta por la ley de 40 horas, aplicada en beneficio de las patronales y no de los trabajadores y su vida familiar. Impedir la polifuncionalidad. Ya hemos visto que los mínimos resquicios legales de los que podemos agarrarnos los trabajadores, son pisoteados sin más por esta multinacional, buscando argucias legales imponiendo firmas de anexos.
Es importante avanzar en levantar la necesidad de una escala móvil de horas de trabajo, que determine la duración de la jornada laboral, incorporando a todos los trabajadores de la rama al trabajo.
No podemos permitir salarios miserables. Es necesaria una escala móvil de salarios, que acompañe la inflación real, no la del IPC ficticio, cuyo sueldo inicial sea igual al costo de valor de la Canasta Familiar.
Impedir el descuelgue individual. Ya vimos que un sector importante cerró negociación a cambio de un bono de término de negociación, una herramienta utilizada para tentar la necesidad de los trabajadores a cambio que renuncien a aumentos y beneficios mensuales, manteniendo aplastado el nivel salarial en la rama.
Es necesario que en cada local y sindicato se vote que debe impedirse el descuelgue uno a uno. Que la Federación llame a Congreso Nacional de dirigentes de sindicato base, y de delegados negociadores votados por asambleas y con mandato, que sea la voz de la resolución de la lucha
No solo no debemos depositar confianza en la intervención de instituciones estatales como la inspección, que median para calmar los ánimos y ponerse del lado de la patronal, sino que debemos evitar que nuestra lucha pretenda ser usada como base de apoyo del gobierno, como ha venido actuando la directiva de la CUT constantemente. Es necesario mantener una sólida independencia de clase de la patronal, el gobierno y la burocracia sindical.
Tomemos en nuestras manos la dirección de la huelga, impulsemos a puestos nacionales a los dirigentes honestos y decididos y bajemos a aquellos dispuestos a entregar conquistas. Mantengamos la afectación de locales expandiendo su impacto hasta conquistar lo que merecemos.

 

Volante: 13-07-24

El sábado 06 de julio a la madrugada, un contingente del GOPE de carabineros allanaron el comedor popular Luisa Toledo, el medio de comunicación radio villa Francia y algunas viviendas particulares.

Esta acción represiva dejó a 14 personas detenidas acusadas por el ministerio público por la ley de control de armas y otros. Todos los detenidos pertenecientes a diversas agrupaciones sociales, de ddhh y colectivos organizados nucleados alrededor del comedor, de luchas estudiantiles, de defensa de las tomas habitacionales, etc.

La irrupción represiva, que contó con la actuación de carros hidrantes, “zorrinos”, patrullas, etc, se dio el día de conmemoración del tercer aniversario del fallecimiento de Luisa Toledo, destacada luchadora contra la violencia policial, quien fuera madre de los hermanos Eduardo y Rafael Vergara Toledo asesinados por carabineros en plena dictadura, jóvenes militantes del MIR por quienes conmemoramos el día del “joven combatiente” todos los 29 de marzo.

Esta actuación no es casual, sino que fue orquestada directamente desde la moneda, donde la ministra del interior, Carolina Tohá, salió en horas tempranas muy emocionada a felicitar este operativo represivo, indicando alegremente que se habían dado con los responsables de colocar bombas, en el pasado y con material preparado para futuras. También pasó a señalar que el trasfondo de este operativo era el de perseguir a todo aquel cuya “postura crítica” reivindique la violencia como una legitima expresión política. Algo que cientos de organizaciones lo han venido realizando durante décadas, lo que manifiesta el carácter de abierta persecución política contra el activismo en lucha, de un gobierno y un régimen que tiene decenas de presos por luchar, como dirigentes de orgánicas mapuches con cadenas perpetuas basadas en testimonios de pacos en anonimato.

Ante el evidente carácter reaccionario del gobierno, y el simbolismo que encierran lugares como Villa Francia, que fueron zonas de importante resistencia a la dictadura pinochetista, desde diputados humanistas, del FA o del PC exigieron explicaciones, con el fin de lavarle la cara su gobierno, intentando mantener en pie su pie izquierdo.

Este tipo de acciones recuerdan los montajes realizados durante el primer gobierno de Piñera, o también los que cometieran con detenciones ilegales y asesinatos “la oficina” a la salida de la dictadura por los personeros del ala izquierda concertacionista.

La prensa burguesa se ha encargado de mostrar evidencias falsas de fusiles o armas hechizas, mezclando intencionadamente información de detenciones o casos ligados al lumpen del narco.

El montaje con el que se llevó a cabo el operativo fue evidente, se negaron a entregar los videos de los allanamientos así como demoraron en presentar el supuesto bolso con armamento. Tan así que las detenciones debieron ser declaradas ilegales en su mayoría, aunque permanecieron en prisión preventiva por apelación del gobierno y la fiscalía.

Esto se da ad portas de nuevos desalojos represivos de poblaciones, cuya lucha es apoyada continuamente por estas organizaciones.

La violencia aceptable para Tohá es la ejercida por los aparatos represivos del Estado, contra los trabajadores, las familias obreras, las constantes golpizas contra la juventud secundaria, etc. La democracia semicolonial acepta el “discernimiento” siempre que se mantenga en la línea de la defensa de la propiedad privada capitalista

De nuestra parte defendemos la violencia de los explotados contra los explotadores y sus fuerzas represivas. Bregamos por que sea la clase obrera organizada, bajo la conducción de una dirección revolucionaria internacionalista, la IV Internacional reconstruida, la que arrebate el poder a la burguesía, con armas en la mano.

Exijamos la inmediata liberación y desprocesamiento de todos los presos por luchar

Ayer en Bolivia se vivieron momentos de alta tensión cuando una fracción de los militares dirigidos por su jefe de armas el general Zuñiga irrumpió en el Palacio de gobierno con tanquetas y fuerzas aliadas, para imponer un supuesto cambio de gabinete del gobierno de Arce, impedir una futura candidatura a presidente de Evo Morales y por la liberación de lo que denominaban presos políticos, como Camaño y Añez.

Arce salió a denunciar un golpe de Estado y a movilizar al pueblo en contra del golpe. Algunos sectores de la oposición e inclusive Evo hablaron de un “auto golpe”, mostrando el nivel de descalabro del régimen boliviano. La COB, que es la central de trabajadores de Bolivia, llamó a una huelga general indefinida. Mientras, todos los países de la región y los organismos internacionales se pronunciaban en defensa de la democracia. Después de horas de tensión, el general se retiró de la plaza Murillo, el gobierno nombró a nuevos jefes en el ejército y fue apresado el general Zuñiga.

Debemos intentar analizar en profundidad lo que ocurrió en Bolivia y no caer en una visión sólo de régimen y campos democráticos. Lo que pasó fue una intentona reaccionaria de una fracción de los militares para intervenir en la crisis política y económica del gobierno de Arce para, mediante las armas, sacar a la economía boliviana y a su personal político del estancamiento en el que están. Tengamos en cuenta que el gobierno viene teniendo una pelea interna muy fuerte con la fracción de Evo Morales; para estos días estaban planteados varios cortes y manifestaciones armadas por Evo, para reforzar su poder de cara a una posible candidatura a la presidencia, que la Corte Suprema de su país le impide. La caída de las reservas de gas ha generado una crisis económica de proporciones, que ha llevado al gobierno a apostar al litio y a sus acuerdos con China para poder salir de esta encerrona. Esto demuestra el nivel de descomposición del régimen boliviano y sus relaciones de clase, donde las distintas fracciones de clase buscan en el imperialismo norteamericano o en China o Rusia alguna salvación de la débil burguesía mientras el conjunto de las masas sufre la situación económica y social.

Por eso el llamado de la COB a la huelga indefinida tiene la intención de defender al gobierno de Arce y no a nuestra clase ante un avance reaccionario. Llaman a una defensa de la democracia “burguesa”, que es la garante de nuestra explotación. Debemos recuperar la COB para los trabajadores e intervenir de forma independiente ante esta crisis, tomando la dirección de los sindicatos de las grandes ramas energéticas e imponer el control obrero de las ramas para derrotar al conjunto de la burguesía y pequeña burguesía, que cuentan con el apoyo del imperialismo y viven a costa de nuestro trabajo.

Hay que recuperar nuestras organizaciones para formar piquetes de autodefensa y milicias obreras que custodien las fábricas y empresas de hidrocarburos y litio. En definitiva, debemos retomar la memoria histórica de una clase obrera que supo dar enormes gestas, como cuando derrotaron al ejército (proceso revolucionario en 1952) y las fuerzas auxiliares como la policía formando sus propias organizaciones de lucha. A pesar de las derrotas y mediaciones que intentaron llevar al olvido estos procesos, la clase obrera sigue dando pelea contra las clases que nos han llevado a esta crisis general.

Apoyemos la lucha de los trabajadores bolivianos con acciones obreras de solidaridad internacionalista. Nuestra lucha es la misma y apostamos también a ayudar a la construcción de partidos revolucionarios que se conformen como secciones nacionales de la IV Internacional reconstruida. Por una Federación de Repúblicas Socialistas de Sudamérica como forma estatal de la dictadura del proletariado. Llamamos a todas las organizaciones revolucionarias que compartan está perspectiva a organizar una Conferencia Internacional para discutir nuestras tareas urgentes.

 

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En la madrugada del pasado 20 de junio colisionaron de forma frontal dos trenes, uno de carga y uno de pasajeros, dejando como saldo dos trabajadores muertos, uno de ellos dirigente de la Federación Nacional de Transporte Ferroviario, además de 9 heridos.

Fallas en la comunicación, falta de mantención de las vías, sistemas de comunicación defectuos, servicios de datos intermitentes, son algunas de las condiciones en las que tienen que desempeñar los trabajadores de las empresas ferroviarias como EFE y FEPASA, involucradas en la colisión.

Desde la gerencia de EFE y sus mandos medios han salido a decir que todos sus protocolos de seguridad operan en óptimas condiciones buscando descargar toda la responsabilidad sobre el conductor del tren y el trabajador de control.

Desde el Estado por medio de la fiscalía han imputado a los dos trabajadores dejándolos con arresto domiciliario, mientras la empresa se quiere sacar la responsabilidad de lo sucedido indicando que realizará una investigación interna con “expertos internacionales” paralela a la investigación del ministerio público, es decir, la patronal estatal y los organismos reaccionarios del estado serán quienes determinen la responsabilidad de lo sucedido.

Desde la directiva de la Federación respondieron convocando un paro, centralmente en EFE, que ha sido tomado por los trabajadores paralizando los servicios Alameda-Nos, EFE Valparaíso y EFE Sur.

Desde el ministerio de transporte se han encargado de respaldar a la gerencia quien se encuentra vociferando acerca de una supuesta alta seguridad del servicio de trenes de pasajeros, tan seguro como que técnicamente pueden desplazarse 2 trenes por la misma vía en sentido opuesto sin que existan sistemas de alerta, bloqueo o frenado. Pese a los intentos de negociación no lograron deponer el paro debiendo recurrir a medidas de contingencia.

Los trabajadores, que obedecen a los protocolos impuestos por la patronal, vienen denunciando las condiciones en las que desempeñan sus funciones, mientras la empresa hace oídos sordos a los reclamos sobre condiciones inseguras.

Es necesario mantener las medidas de lucha, en particular el paro y votar un plan de lucha

Para ello debemos exigir a la directiva sindical el llamado a asambleas conjuntas de trabajadores de ambas empresas para decidir la continuidad de las medidas.

Es necesario levantar una comisión investigadora independiente impulsada por los sindicatos que esté integrada por delegados votados por la base y maquinistas con experiencia.

También lanzar una campaña por el total desprocesamiento y ninguna represalia contra los trabajadores involucrados, algo sobre lo que la Federación no se ha expedido, dando con ello un respaldo tácito al ataque patronal.

Ni las investigaciones de la empresa, ni los “expertos”, ni menos los comités paritarios (siempre funcional a la patronal) podrán velar por las condiciones de trabajo y seguridad.

Es necesario imponer protocolos obreros de seguridad, exigiendo la implementación de cambios en la infraestructura ferroviaria, totalmente desfinanciada, eligiendo inspectores de seguridad entre los mismos trabajadores.

No ceder hasta el total desprocesamiento de los trabajadores y la reposición en sus funciones, así como la caída y ajusticiamiento de los verdaderos responsables entre el mando capitalista.

Cierre inmediato de todas las causas armadas contra los luchadores.

Abajo el protocolo de Bullrich.

Abajo la ley bases, el ajuste de Milei y el FMI.

Por el triunfo de todas las luchas obreras.

Por un Congreso de delegados de base con mandato de trabajadores ocupados y desocupados.

Impongamos a la CGT y las CTAs el Paro General

El martes 18/06/24 concentramos a las 16.30hs en Plaza de Mayo, Buenos Aires.

Llamamos a movilizar en todo el país y en las embajadas argentinas en el exterior.

 

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El domingo 9 de junio finalizaron las elecciones al parlamento europeo, donde los sondeos previos daban un gran avance de la ultraderecha y derrota de los que se denominan el centro. Si bien la ultraderecha avanzó y consiguió hacer una muy buena elección en los principales países de la UE, como Francia, Alemania e Italia, no logró desbancar a las alianzas de centro del control del europarlamento.

Tendencias guerreristas

Esta elección se dio en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, donde los gobiernos imperialistas de la UE, en alianza con el imperialismo norteamericano mediante la OTAN, están apostando fuerte en la defensa de Ucrania y la derrota de Rusia. Además, están atravesadas por el genocidio de Israel en Palestina, que ha desarrollado un movimiento a favor de Palestina muy extendido en los países de la región. La extensión de este conflicto bélico ha puesto a los Estado miembro en preparación ante la posibilidad de la profundización de las tendencias guerreristas, como se ve con el aumento de los presupuestos militares y el restablecimiento del servicio militar obligatorio. Además, ha abierto un sinfín de contradicciones al interior de la Unión Europea, instancia supraestatal reaccionaria creada para asimilar a los ex Estados obreros, que hoy no sólo no puede cumplir su objetivo, sino que tiende a su disolución, ya que es utópica la unidad económica de sectores burgueses que compiten entre sí en el sistema capitalista.

Es esta contradicción en la génesis de la UE la que lleva a un avance de la ultraderecha, con posiciones más nacionalistas y proteccionistas, antiinmigrante. Pero, en los objetivos, no difieren tanto con los otros sectores referenciados el sueño de recrear un Estado de bienestar, ya que ambos intentan buscar la forma política de recuperar protagonismo en la arena mundial, no ser tan dependientes del imperialismo norteamericano y frenar el avance de China. Esto es algo que mantiene sin rumbo estratégico claro a las burguesías imperialistas europeas, dado el marco de descomposición capitalista, el peso de las fuerzas productivas chinas y la dependencia de recursos energéticos que les brindaba Rusia.

Un parlamento de cotillón

En este escenario, debemos contemplar los límites de estas elecciones, que eligen representantes para un parlamento cuyas decisiones no tienen ningún peso político en la dinámica de los miembros de la UE. La abstención fue muy fuerte, llegando en algunos lugares al 60%.  En realidad, los gobiernos lo toman como una encuesta para ver el grado de apoyo. En Francia, la derrota de los candidatos de Macron llevó al presidente a disolver la Asamblea Nacional y llamar a elecciones anticipadas, en una jugada para detener el avance de la ultraderecha reflejada en Le Pen y ante una abstención de las del 40%. El triunfo de Meloni en Italia no ha preocupado tanto, ya que esta mandataria está acordando en los trazos generales con las políticas de la UE. En Alemania, AfD quedó como segunda fuerza, superando por dos escaños a la socialdemocracia que hoy está al frente de la coalición de gobierno, pero los conservadores de CDU/CSU festejaron el relativamente buen desempeño de sus candidatos y ya piensan que lo pueden capitalizar mejor que AfD y fortalecerse en la política doméstica.

Una “euroizquierda” totalmente desdibujada

Fue sorprendente la política de la izquierda trotskista, que en su gran mayoría formó listas para participar del parlamento europeo, siendo una institución creada por la Unión Europea, un organismo supra estatal totalmente reaccionario, ante cuya formación los revolucionarios peleamos en su momento en contra y, después, contra su consolidación. Se ve una izquierda que está perdiendo el rumbo, como se expresa en la posición sobre la guerra en Rusia- Ucrania, algunos pro OTAN y otros apoyando a Putin y otros por una autodeterminación abstracta para no tomar posición. Tenemos que abrir un gran debate en el proletariado europeo sobre las tareas históricas que nos impone esta situación crítica. Para que pelee por parar la guerra y el genocidio en Palestina y enfrente a sus gobiernos, que son miembros de la OTAN. El rol del proletariado, actuando como clase independiente, es primordial para dar una salida internacionalista revolucionaria a la crisis. Es una tarea central derrotar al imperialismo y sus procesos de asimilación y unir al proletariado ucraniano y ruso en una guerra revolucionaria que derrote a la OTAN y el proceso de restauración capitalista de Zelensky y Putin.

Por una Conferencia Internacional de las corrientes revolucionarias

Nada bueno vendrá de estas elecciones del parlamento europeo, debemos luchar por los Estados Unidos Socialistas de Europa, que es la forma estatal de la dictadura del proletariado.

Llamamos a una Conferencia Internacional con las corrientes que aun levanten la necesidad de la dictadura del proletariado para discutir las directrices de la situación mundial y la política de los revolucionarios. Esta conferencia parte de la necesidad de reconstruir la IV Internacional y sus secciones nacionales.

 

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 La contraofensiva que fracasó en Ucrania y el avance de Rusia en el territorio están complicando los objetivos de la OTAN, que no logra que el ejército ucraniano mantenga las posiciones, lo cual dificulta una salida negociada con Putin. Esto plantea que el imperialismo baraje distintas hipótesis del desarrollo del conflicto. La OTAN está discutiendo una intervención más abierta, no sólo enviando armas, sino ejércitos regulares al territorio para reforzar y apuntalar una posible desbandada del ejército ucraniano, que no logra reponer sus bajas. Es claro que la prolongación de la guerra ha sumido al gobierno de Zelensky en una crisis política importante.

Por su parte, Rusia refuerza sus alianzas, centralmente con China, y si bien por ahora respeta las “líneas rojas” en el territorio, está asediando a Kharkiv, segunda ciudad en importancia de Ucrania. Algunos analistas sostienen que este asedio es un movimiento táctico para dividir aún más las fuerzas ucranianas.

Tendencias guerreristas en ascenso

La guerra en Rusia y Ucrania está entrando en un territorio de guerra más abierta entre la OTAN y Rusia, lo que daría un salto en calidad con derivaciones bélicas de carácter mundial. Por eso, es importantísimo para el imperialismo norteamericano darle una salida diplomática al enfrentamiento en Palestina, ya que este genocidio está generando un gran repudio a nivel mundial, centralmente de la juventud. Este cuestionamiento le impide al imperialismo consolidar una base social que le permita una intervención más directa en el proceso de asimilación de los ex Estados obreros, como Rusia.

En este escenario los trabajadores debemos intervenir de forma independiente. Las guerras que plantean el imperialismo, sus agentes y la burocracia de los ex Estados obreros no son nuestras guerras y debemos parar esta política guerrerista con los métodos de la clase obrera. Tenemos que organizarnos para derrotar a sus gobiernos en esos países, expulsarlos con una lucha antiimperialista de las semicolonias y derrotar a las burocracias restauracionistas, que son agentes del imperialismo en los ex Estados obreros en proceso de asimilación. Estas son las tareas que se desprenden de la situación internacional y son tareas histórica que no conocen analogías, ya que estamos frente a una guerra entre dos ex Estados obreros, como Rusia y Ucrania, y a un proceso de asimilación en China. Los restauradores del capitalismo aun no logran conformarse como clase y están en una indefinición en cuando a qué tipo de Estado se dará como resultado si triunfa esta transición al capitalismo.

Estamos atravesando una etapa signada por la descomposición del imperialismo, de sus formas de dominación, como los Estados burgueses, y a una crisis histórica en la relación entre capital y trabajo. Nunca en la historia estuvieron estos elementos en la arena de la lucha de clases. Lo que sí es una constante en cada uno de estos fenómenos es la preeminencia del sistema capitalista y sus leyes. Este sistema y sus leyes fueron puestos en cuestión en los procesos revolucionarios, procesos que dejaron importantes lecciones: se puede superar al capitalismo y desarrollar procesos transicionales hacia el socialismo. La subsistencia del capitalismo en su agonía también plantea la existencia del proletariado como su sepulturero. El capitalismo es consciente de esta amenaza y por eso, aun en su profunda crisis, no se va a retirar sin dar pelea y, en su ocaso, también intentará llevar a nuestra clase a la barbarie.

Por la reconstrucción de la IV Internacional

Los procesos de guerra más generalizados aceleran los tiempos para desarrollar el internacionalismo proletario, por lo que la tarea de primer orden es reconstruir la IV Internacional y sus secciones nacionales. Esta dirección debe dar las directrices al proletariado norteamericano para que pare la industria bélica de su país y destruya la alianza imperialista con Israel, que se una a las manifestaciones universitarias contra el genocidio en Palestina y las dirija, llamando a la clase obrera de Medio Oriente a enfrentar a sus burguesías que obstaculizan también la lucha por la destrucción del enclave sionista. También para que el proletariado chino se levante contra la burocracia del PC, detenga el envió de armamento a Rusia y llame al proletariado ruso y ucraniano a una guerra revolucionaria contra sus gobiernos restauracionistas para derrotar de forma revolucionaria el proceso de asimilación.

Reiteramos nuestro llamado a las corrientes revolucionarias que defienden el programa de la dictadura del proletariado a organizar una Conferencia Internacional cuyo objetivo sea sentar las bases para la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Reconstruir la Cuarta Internacional es darle una dirección a la tarea de establecer la dictadura del proletariado internacional, es proveer a los trabajadores del mundo de una herramienta revolucionaria y de un programa antagónico al capitalismo, que lo único que nos ofrece es guerra y más miseria.

 

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Por LOI Brasil

Publicado en TRCI el 12/05/24

A finales de abril, el estado de Rio Grande do Sul sufrió una de las mayores tragedias de su historia: inundaciones causadas por fuertes lluvias que afectaron a 441 municipios del estado y a casi 2 millones de personas, dejando un saldo parcial de más de 100 muertos y desaparecidos, así como casi 400 heridos y 400.000 personas sin hogar. Además, casi 1 millón de personas se quedaron sin acceso a la electricidad, así como 6 represas en peligro de romperse, una de las cuales ya se ha derrumbado parcialmente.

La catástrofe estaba prevista, ya que desde hacía años se sabía que, con la aceleración del cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías y tormentas, serían mucho más frecuentes. El propio estado de Rio Grande do Sul ya había sufrido tragedias menores y más localizadas, como en 2023, cuando 75 personas murieron en el estado como consecuencia de sucesos similares.

En todos sus matices, el evento está directamente relacionado con el sistema de producción capitalista en crisis. El cambio climático sin precedentes está relacionado con la urbanización y la industrialización desenfrenada, así como con la destrucción de espacios naturales para la producción de materias primas y la explotación de fuentes de energía. Desde una perspectiva más localizada, tenemos la acción directa de los gobiernos dentro de la democracia burguesa, actuando para facilitar y optimizar el uso y explotación depredadora de la tierra por parte de la agroindustria, la especulación inmobiliaria y la minería. Sólo en 2019, 480 puntos de la legislación ambiental fueron modificados por el gobernador Eduardo Leite (PSDB).

Obviamente, la burguesía rural y urbana encontró rápidamente refugio lejos de la crisis, dejando a los trabajadores pobres del campo y las ciudades sufriendo la escasez de agua potable y electricidad, teniendo que arrastrarse por las calles inundadas y pútridas en busca de un techo.

Ahora, en plena crisis, los oportunistas intentan sacar provecho de la tragedia de Rio Grande do Sul. El alcalde de Porto Alegre, Sebastião Melo (MDB), y el gobernador del estado aparecen ante las cámaras con chalecos naranja de protección civil, intentando mostrar eficacia ante un acontecimiento que dejará graves y duraderas consecuencias en las condiciones de vida de los trabajadores del estado, pero que no han hecho nada para contener, al contrario, han relajado la legislación, facilitado la explotación de las llanuras de inundación de los ríos y lagos de la región, que son parte de la causa directa del problema. Incluso Lula, que ha actuado intensamente para facilitar el flujo de dinero para medidas de emergencia, está actuando calculadamente para no convertir el suceso en su "Katrina personal", en alusión al huracán que devastó el sur de EEUU y simbolizó el abandono del Estado hacia la población pobre de la región.

El Estado intenta ahora contener los daños, pero realmente no podemos confiar en esta salida para los trabajadores del sur. Los gobiernos municipal, estatal y federal actuarán para que los beneficios del agronegocio y de la industria de Rio Grande do Sul no se vean tan perjudicados, aunque sea a costa de despedir trabajadores o recortar salarios, como es la política exigida por un grupo de empresarios de Rio Grande do Sul al Ministerio de Trabajo, que está estudiando la cuestión. Por lo tanto, los trabajadores no pueden tener ninguna confianza en las soluciones presentadas por los gobiernos o en la discusión sobre la gestión más o menos eficiente del Estado burgués por parte de reformistas y organizaciones centristas.

Debemos exigir que los sindicatos y las organizaciones obreras se movilicen para organizar el rescate, el refugio y la reconstrucción de los hogares afectados por las inundaciones. Necesitamos organizarnos independientemente del Estado, a través de la solidaridad de clase, apropiándonos de los materiales y medios disponibles y poniéndolos a disposición de un plan de reconstrucción bajo control obrero. La tragedia de Rio Grande do Sul es la máxima expresión de la descomposición de un Estado semicolonial y de sus instituciones. Por lo tanto, debemos rechazar las soluciones que refuerzan el papel de estas instituciones y/o son electoralistas y avanzar en la organización para la destrucción de este Estado.

No final de Abril, o estado do Rio Grande do Sul foi acometido por uma das maiores tragédias da sua história: as cheias decorrentes de fortes chuvas que afetaram 441 municípios do estado e quase 2 milhões de pessoas, tendo deixado um saldo parcial de mais de 100 mortos e desaparecidos, além dos quase 400 feridos e 400 mil desalojados. Além disso, quase 1 milhão de pessoas estavam sem acesso à eletricidade, assim como seis barragens com o risco de se romper, tendo uma já se rompido parcialmente.

A catástrofe era prevista, visto que há anos já se sabia que, com a aceleração das mudanças climáticas, episódios climáticos extremos como secas e tempestades iriam ocorrer com muito mais frequência. O próprio estado do Rio Grande do Sul já vinha sofrendo tragédias mais reduzidas e localizadas, como em 2023, onde morreram 75 pessoas no estado em decorrência de eventos similares. 

Em todas as suas nuances, o evento está diretamente relacionado com o sistema de produção capitalista em crise. As mudanças climáticas, sem precedentes, estão relacionadas a urbanização e a industrialização desenfreada, e a destruição de áreas naturais para produção de matéria-prima e para exploração de fontes de energia. De uma perspectiva mais localizada, temos a atuação direta dos governos dentro da democracia burguesa, atuando para facilitar e otimizar o uso e a exploração predatórias do solo pelo agronegócio, a especulação imobiliária e a mineração. Só em 2019, foram 480 pontos de legislação ambiental que foram alterados pelo governador Eduardo Leite (PSDB).

Obviamente que as burguesias rural e urbana rapidamente conseguiram refúgio longe dali, diante da crise, restando aos trabalhadores pobres do campo e das cidades sofrer com o desabastecimento, a escassez de água potável e de energia elétrica, tendo de se arrastar pelas vias alagadas e pútridas em busca de um telhado para se abrigar. 

Agora, em meio a crise, surgem os oportunistas tentando capitalizar com a tragédia gaúcha. O prefeito de Porto Alegre, Sebastião Melo (MDB), e o governador do estado aparecem em frente às câmeras com coletes laranjas da defesa civil, buscando mostrar eficiência diante de um evento que deixará consequências graves e longevas para as condições de vida dos trabalhadores do estado, mas que nada fizeram para conter, pelo contrário, flexibilizaram a legislação, facilitaram a exploração dos territórios de várzea dos rios e lagos da região, que são parte da causa direta do problema. Mesmo Lula, que tem atuado intensamente no sentido de facilitar o fluxo de dinheiro para as medidas emergenciais, age calculadamente para não transformar o evento em seu “Katrina pessoal”, em alusão ao furacão que devastou o sul dos EUA e foi símbolo do descaso do Estado para com a população pobre da região.

O Estado agora tenta conter os danos, mas de fato, não podemos nos fiar nessa saída para os trabalhadores do sul. Os governos municipais, estadual e federal vão agir para que os lucros do agronegócio e da indústria gaúcha não sejam tão prejudicados, mesmo que seja às custas da demissão de trabalhadores ou de corte salarial, como é a política exigida por um grupo de empresários gaúchos ao Ministério do Trabalho, que está estudando a questão. Portanto, os trabalhadores não podem alimentar nenhuma confiança nas saídas apresentadas pelos governos ou na discussão sobre a gestão mais ou menos eficiente do estado burguês, feita pelo reformismo e pelas organizações centristas.

Devemos exigir que os sindicatos e organizações de trabalhadores se mobilizem para organizar o resgate, abrigo e a reconstrução dos lares afetados pelas enchentes. Precisamos nos organizar de forma independente do Estado, através da solidariedade de classe, se apropriando dos materiais e meios disponíveis e colocando-os à disposição de um plano de reconstrução sob controle dos trabalhadores. A tragédia no Rio Grande do Sul é a expressão máxima da decomposição de um Estado semicolonial e das suas instituições. Devemos, portanto, rejeitar as saídas que reforcem o papel dessas instituições e/ou eleitoreiras e avançar na organização para a destruição desse Estado.