TRCI-web

TRCI-web

Domingo, 04 Fevereiro 2024 12:30

Incendios en gran Valparaíso

Ante la desidia empresarial, organicemos la lucha por la reconstrucción

 

Más de 50 fallecidos y miles de damnificados está dejando el devastador incendio que afecta a zonas rurales y urbanas del gran Valparaíso y Viña del mar.

Al menos 18 campamentos han sido arrasados dadas las precarias condiciones de habitabilidad, dejando en la calle a miles de familias.

El fuego se expandió desde Quilpué hacia el poniente arrasando con el Salto dejando varias industrias y talleres incendiados, como Passol, Pareti, Sorepa y Tricolor.

La primera decisión del gobierno de Boric fue recurrir a la militarización y declarar el toque de queda en la zona. Como todo problema social, el Estado recurre con el despliegue represivo. No vaya a ser que la angustia de perderlo todo, incluidos a familiares, y la impotencia de no contar con los recursos necesarios para evitar la expansión del incendio, sumado al impetuoso impulso de solidaridad, se transformen en bronca dirigida contra las “autoridades”, que hoy desfilan arremangados sobre los escombros para retornar pronto a su labor de cuidar los intereses del gran empresariado.

Sobre el paño quemado ya se encuentran especulando sobre proyectos inmobiliarios o construcción de carreteras, mientras abandonarán a su suerte a miles de familias, quizás otorgándoles algún que otro voucher para enseres y dejando la reconstrucción en manos de fundaciones como “Techo”, verdaderos gestores inmobiliarios.

Criminal ha sido también el funcionamiento compulsivo de las empresas tanto del comercio como de la industria que impelieron a continuar en sus puestos de trabajo a miles de habitantes de la zona que, no sólo ponían en riesgo su vida, sino que quedaron atrapados sin poder volver a sus hogares.

Es necesario que los sindicatos y organizaciones obreras de la región se movilicen para organizar la reconstrucción, de las industrias siniestradas y la exigencia de un plan de construcción de viviendas (no precarias) y obras públicas de prevención. Desde los lugares de trabajo debemos elegir delegados brigadistas y de reconstrucción que se encarguen de tomar en sus manos el control de la situación.

Nada podemos esperar del Estado al servicio de las forestales, mineras e inmobiliarias, quienes año tras año en estos siniestros demuestra la desidia de no disponer de los recursos ni para prevenir ni para combatir este tipo de sucesos intencionales o no, empezando por CONAF, la empresa privada encargada de reducir costos para no tener recursos en el combate a los incendios.

Necesitamos organizar, de forma independiente del Estado y sus fundaciones, la solidaridad y reconstrucción, confiscando todos los materiales y medios disponibles colocándolos a disposición de un plan de reconstrucción bajo control de los trabajadores.

Domingo, 31 Dezembro 2023 11:46

Periódico El Nuevo Curso #36

Descarga el PDF

Terça, 12 Dezembro 2023 23:26

Plebiscito Constitucional

Votar blanco, anular o no votar

 

Este 17 de diciembre estamos convocados a revalidar una nueva farsa de la democracia para ricos.

Todos los partidos y personeros del régimen burgués, y su maquinaria electoral y publicitaria, se encuentran empeñados en que los trabajadores y el pueblo decidan por la opción “a favor” o “en contra” curiosamente esgrimiendo los mismos argumentos por los que optar por una u otra opción.

Sanamente el actual proceso no despierta ninguna expectativa en amplios sectores obreros y populares expresando una profunda indiferencia en relación al resultado.

Lamentablemente hay también grupos de la izquierda revolucionaria que se desviven por impulsar la opción “en contra” como los verdaderos adalides de la lucha “contra la derecha”. Esto no es otra cosa que la expresión de su adaptación al régimen político convirtiéndose en furgón de cola de las coaliciones burguesas o pequeñoburguesas.

El actual proceso constituyente pretende ser la coronación de una larga lista de elecciones (plebiscito, municipales, constituyentes, primarias, presidenciales, constituyentes de nuevo, etc.) con las que los empresarios y el gobierno de turno intentaron liquidar la semiinsurrección de octubre el 19.

Desde aquel estallido, se han sucedido una batería de ataques -pandemia mediante- contra la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto, descargando los efectos de la crisis de la descomposición capitalista sobre las espaldas de las familias obreras.

También, el gobierno bonapartista del “mal menor” de Boric, viene a consagrarse como el gobierno que más leyes represivas ha sacado, para liquidar todo vestigio de lucha y organización (con represión y presos políticos además) y preparar el aparato represivo del estado para nuevas embestidas contra las masas (ley “gatillo fácil” Naím-Retamal, ley de infraestructura crítica, ley antitomas, etc.). Sumemos la naturalización de la militarización de distintas zonas del país, la persecución, encarcelamiento y condenas ejemplares contra luchadores populares (con el accionar del aparato judicial del estado), y la situación general que hoy los tiene discutiendo declarar el estado de excepción (u “otras formas” según el gobierno del FA-PC) comuna por comuna; mientras la desocupación, la carestía de la vida agrava las condiciones sociales de nuestra clase y le niega cualquier perspectiva de futuro a la juventud, futuro negado de antemano dentro del sistema capitalista.

Mención aparte merecen la gran mayoría de organizaciones “populares” que se alinearon con el apoyo al gobierno de Boric como una salida al “fascista” Kast, política que continuaron con el apoyo a la farsa constituyente anterior,  y que al día de hoy, viendo defraudadas todas sus expectativas de un “gobierno de transformaciones”, no han sacado balance de sus posiciones y perspectivas. Con ello se alejaron aún más de la necesidad de luchar por superar la falta de conciencia y organización con la que nos encontró a la clase trabajadora el levantamiento de hace 4 años.

Pese a toda esta política reaccionaria, que busca enterrar cualquier perspectiva de lucha o mínima resistencia de parte de los trabajadores, las masas no han recibido una derrota categórica. Los profundos problemas que fueron planteados aún siguen vigentes y se intensifican junto a los procesos mundiales de mayor presión y políticas guerrerista del imperialismo, guerra en Ucrania, masacre genocida sobre la población Palestina, un ataque feroz a la población en distintos países como el que prepara el gobierno de Milei contra los clase obrera argentina, etc.

Es en esta ofensiva despiadada del capital financiero que tenemos que preparar nuestras fuerzas para enfrentar los ataque y preparar nuestras luchas desde la producción. Es prioritario volcar nuestros esfuerzos para organizar a la clase trabajadora que forme sindicatos, que los recupere de manos de dirigentes amarillos o burocráticos, que impulse la democracia obrera y tense los músculos de nuestra clase. Impulsar un Congreso de delegados de base de toda la clase trabajadora, que discuta un programa de salida a la crisis, será una gran herramienta.

Sólo la perspectiva permanente de lucha por la independencia política de nuestra clase evitará que caigamos una y otra vez en las trampas que imponen nuestros enemigos de clase.

Para ello es de vital importancia construir un Partido Revolucionario, que agrupe a lo mejor de la vanguardia obrera y juvenil, para forjar la dirección que necesitamos, una dirección internacional revolucionaria en lucha por la revolución socialista.

Llamamos a impugnar el proceso mediante el voto blanco, nulo o no ir a votar, sabiendo que gane el “a favor” o gane el “en contra", las tareas de lucha contra la explotación capitalista y la dominación del imperialismo será lo fundamental en cualquier escenario.

Quarta, 08 Novembro 2023 22:05

Muertes obreras y el derecho a la vivienda

El 07 de noviembre acaban de morir calcinados en un campamento familias enteras en un incendio en la ciudad de Coronel en la Región del Bio Bio. Según la prensa habría 14 fallecidos, entre ellos 8 niños y 6 adultos, donde por los precarios materiales de construcción de las viviendas el incendio se propagó rápidamente. Seguramente la investigación que se inicia concluirá que el problema es de haberse calcinados era de ellos mismos por estar viviendo en un campamento “ilegal” como si el capitalismo les dejara otra opción.

Se trata de familias obreras migrantes que se encontraban sobreviviendo en paupérrimas condiciones en busca del “oasis” que les prometieron. Ahí quedó la retórica del gobierno de ayudar a las familias que sufren de estos siniestros que ya son hasta naturalizados. Para lo único que han servido las políticas de éste y los anteriores gobiernos es para subsidiar a los negocios de las inmobiliarias, además de garantizar los negocios de las forestales en la zona.

La política del gobierno de bonos para la construcción de viviendas destruidas por incendio en anteriores tragedias que afectan a los sectores más pauperizados de la clase obrera y el pueblo pobre no atacan el principal factor del problema de la vivienda, que es el negocio de los capitalistas de las construcción así como la defensa de la gran propiedad del suelo. Es más el gobierno ha buscado aplacar la lucha por la vivienda con la cooptación estatal de dirigentes y leyes represivas como la recién aprobada ley “antitomas”, que prepara el desalojo de miles de familias que viven en campamentos y la criminalización de los sectores que luchan.

La única salida al problema de la vivienda vendrá de la mano de la clase obrera. Los sindicatos junto a las organizaciones obreras y populares deben imponer a las patronales un plan de construcción de viviendas, expropiando a la gran propiedad privada para la construcción de estas y la confiscación de los materiales de construcción.

Además de esto debemos levantar una investigación independiente a las instituciones del estado burgués, para establecer los culpables de estas muertes obreras e imponer sanciones y pago de indemnizaciones a los familiares ante las patronales tanto privadas como del estado.

Quarta, 18 Outubro 2023 06:21

18-O: A Retomar la lucha y organización

Levantemos la bandera de lucha por la revolución socialista

En este nuevo aniversario del 18 O la clase obrera y la juventud debemos sacar balance de lo que ha sido estos 4 años de desvíos por parte de la burguesía en procesos constituyentes y elecciones para mantener la falsa idea de que mediante las reformas al estado se puede salvar la democracia para ricos y mejorar nuestras condiciones materiales de vida.

Toda una farsa donde todo el arco burgués y pequeño burgués ha apostado por fortalecer el aparato represivo con leyes como la ley “gatillo fácil” Naim-Retamal, para darles mayores atribuciones para reprimir a las policías; la ley de infraestructura crítica para desplazar militares a los hospitales, puertos y minas para reprimir a la clase obrera en el caso de una huelga general; ha militarizando de forma permanente la Araucanía, desalojando, reprimiendo y encarcelando al activismo indígena; mantiene los presos por luchar en las cárceles, como la reciente condena a Nicolás Piña; ha reprimido y perseguido a la juventud secundaria que lucha; además de ataques directos contra la clase obrera como la ley de 40 horas para flexibilizar las jornadas de trabajo; y prepara la ley “antitomas” en beneficio de las grandes inmobiliarias preparando los medios represivos para arrasar con desalojos a las familias que viven en campamentos.

Estos ataques se dan en el marco de la descomposición del capitalismo a nivel mundial que está desatando una de las masacres más feroces sobre el pueblo palestino en Gaza por parte del “estado” sionista de Israel, donde el gobierno mostró una vez más el alineamiento incondicional con la política del imperialismo.

El 18 de Octubre del 2019 fue una semiinsurrección espontánea, una irrupción de las fuerzas elementales que no llegó a superar los márgenes de Estado burgués. Fue un proceso que tuvo su punto culminante en la huelga general del 12 de Noviembre de carácter semiinsurreccional del mismo año que puso al borde de su caída a Piñera, quien fue rescatado mediante el infame acuerdo del 15 de Noviembre que pretendió cerrar el proceso. El carácter fundamental de este proceso fue la falta de conciencia y organización de la clase trabajadora. Esto posibilitó que cientos de miles de activistas y luchadores sociales fueran absorbidos por las políticas del Estado, los que impulsaron el primer proceso constituyente y pusieron en la presidencia a un gobierno bonapartista pequeñoburgués altamente reaccionario.

Sin embargo, y pese a los golpes recibidos y al reflujo general de la lucha obrera y popular, las masas no sufrieron una derrota categórica. Se descargó una política de desvío que no cuajó, que no logró atenuar siquiera la separación entre el aparato estatal burgués y las masas, aunque agudizó (pandemia y recesión mediante) la imposición de una modificación de la relación entre el capital y el trabajo, descargando la crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador.

Asistimos a una nueva farsa constituyente altamente reaccionaria que no gusta ni a quienes la impulsaron, y que sólo demuestra el grado de descomposición del estado semicolonial.

A 4 años del levantamiento de la clase obrera y el pueblo, debemos sacar las lecciones necesarias de esta gesta de los trabajadores el pueblo y la juventud, bregando por la organización obrera y de la juventud para enfrentar las tareas que tenemos en frente, por la libertad de los presos por luchar, contra las patronales, la burocracia y el imperialismo. Debemos emprender la lucha internacionalista por la victoria de Palestina contra los sionistas y el imperialismo, y por una Federación de Repúblicas Socialistas del Medio Oriente.

Cumplidos 50 años del golpe contrarrevolucionarios que aniquiló a una generación de trabajadores revolucionarios, que se plantearon la perspectiva de superar las miserias del capitalismo, es necesario retomar la lucha por el socialismo, construyendo un partido revolucionario internacional de la clase trabajadora por la revolución socialista mundial.

Detenhamos o massacre sionista na Faixa de Gaza

A classe trabalhadora internacional é convocada a intervir com os seus métodos

A resposta de Israel à ofensiva lançada pelo Hamas no sábado, 7/10, no seu território foi imediata. Os sionistas bombardearam sistematicamente a Faixa de Gaza, utilizando inclusive armas proibidas como o fósforo branco, para aplicar uma “punição coletiva” a todos os palestinos por ousarem desafiar o ocupante. Utilizam um discurso racista, degradando os palestinos à condição de “bestas humanas”, para justificar o cerco que deixou mais de 2 milhões de residentes sem comida, água ou eletricidade. Para completar a sua tarefa assassina, os agentes israelenses do imperialismo preparam-se neste momento (15/10) para invadir a metade norte da faixa com toda a sua maquinaria de guerra de última geração.

Diante disso, na sexta-feira 13/10, capitais europeias, cidades dos EUA e de vários países árabes e muçulmanos viram suas ruas inundadas com manifestações de apoio à heróica resistência palestina. Em muitos destes países, as manifestações foram proibidas ou reprimidas, como em Roma, Berlim e Paris. Os governos imperialistas temem a reação das massas frente ao exemplo mais cru da decomposição do seu sistema social baseado na exploração da nossa classe e na espoliação de colônias e semicolônias: a existência de Israel sobre a expulsão dos palestinos de seu território histórico há 75 anos.

Uma situação explosiva

O atual confronto em terras palestinas não surgiu do nada. Israel tem acelerado a sua política de conquista territorial sobre os territórios palestinos, pelo menos desde a época do governo Trump. Isto levou a diferentes enfrentamentos em Jerusalém e na Cisjordânia, sobre os quais os sionistas e os seus colonos (movimento paraestatal de ocupação de terras) têm avançado. O ataque ao campo de refugiados de Jenin, em julho passado, foi o episódio anterior destes confrontos.

O governo de Netanyahu deve responder a uma situação frágil devido à crise em que os Estados árabes vizinhos, como a Síria e o Líbano, entraram, por conta dos efeitos da pandemia e da crise econômica global. A saída utópica de dois Estados foi enterrada pela realidade e Israel procura avançar em acordos para a “normalização das relações” com vários governos da região. Em 2020, sob os auspícios de Trump, os Emirados Árabes Unidos e o Bahrein assinaram os Acordos de Abraham com este propósito, e Marrocos também reconheceu o enclave israelense na sua pretendida condição de Estado.

Mas a crise mundial atravessa agora uma fase mais aguda com o aprofundamento das tendências bélicas. A guerra entre a Rússia e a Ucrânia coloca pressão sobre Israel, um fornecedor de armas e suprimentos para ambos os contendores. Israel é agora o principal foco da ajuda bélica dos EUA, o que levou Zelensky a protestar para que os seus padrinhos imperialistas não o deixassem relegado nos esforços militares. Israel certamente dá prioridade ao armamento do seu próprio exército. São geradas, assim, novas contradições na relação da Ucrânia com a OTAN, paralisando ainda mais a solução reacionária que tanto a Rússia, por um lado, como o imperialismo pretendem dar aos Ex-Estados operários através da sua assimilação.

O inimigo não é invencível

A verdade é que a ofensiva palestina, realmente desesperada e com métodos que não partilhamos, explica-se pelo encurralamento a que Israel pretendia levar a resistência. A tentativa de assinar um acordo com o reino saudita foi suspensa face à brutalidade sionista. A frente imperialista pró-Israel parece estar mais sólida do que nunca, mas ao mesmo tempo desenvolvem-se mobilizações, compostas por enormes contingentes de imigrantes árabes e muçulmanos, no coração mesmo das metrópoles.

O governo de ocupação também mostra uma falsa imagem de “unidade nacional”, enquanto milhares dos seus “cidadãos” fogem para os seus países de origem ao verem que a ocupação não lhes garante segurança na “terra prometida”. O governo de coligação ampliada, ao qual se juntou a oposição que vinha denunciando as reformas institucionais de Netanyahu, não pode ser chamado de unidade nacional, porque Israel não é um Estado, mas uma ocupação militar com uma população implantada sobre a limpeza étnica do povo palestino.

É claro que a luta é totalmente desigual se a restringirmos às fronteiras da Palestina histórica; uma luta heróica e vital, mas com poucas perspectivas. Nós, trotskistas, colocamos a luta em outro nível, no qual os contingentes do proletariado internacional podem colocar na balança todo o peso da classe capaz de libertar todas as forças da produção social da humanidade dos laços a que as relações burguesas de propriedade e a putrefação do imperialismo as submetem.

Apoiar a resistência palestina, uma tarefa internacionalista

Devemos ter claro que não estamos diante de um confronto “de séculos” (o sionismo começou a colonizar a Palestina no início do século XX e Israel foi criado em 1948) entre dois povos, mas sim uma luta entre uma nação oprimida e o estabelecimento de um enclave imperialista no coração do Oriente Médio para controlar os seus interesses estratégicos e o petróleo. O sionismo é uma ideologia e movimento reacionário, que postulou uma solução para o povo judeu, perseguido durante séculos, baseada na colonização de um território habitado por outro povo e na defesa dos interesses do imperialismo. Por esta razão, dizemos que Israel nem sequer é um Estado burguês propriamente dito, mas sim uma criação do imperialismo no momento da sua maior decomposição.

Os revolucionários e a vanguarda da classe trabalhadora devemos intervir neste conflito ao lado dos palestinos, com ações que atinjam o imperialismo e a sua maquinaria militar na produção, tais como as greves nas indústrias imperialistas e o bloqueio dos transportes, tomando o exemplo do portos da Califórnia, Durban e Livorno que, em 2021, interromperam os embarques de suprimentos militares destinados a Israel. Devemos apoiar todas as mobilizações pelo fim dos ataques israelenses, pelo fim do bloqueio e pela retirada imediata do exército sionista da Faixa de Gaza, pelo direito de regresso dos refugiados e das pessoas deslocadas e pela liberdade de todos os prisioneiros palestinos das prisões israelenses.

Os trabalhadores dos países da região e, em primeiro lugar, os seus batalhões centrais do ramo petrolífero, têm a chave para avançar na expulsão do imperialismo da Síria, do Líbano, do Iraque, da Líbia e, claro, da Palestina, lutando contra os governos burgueses árabes, parceiros do imperialismo. É fundamental levar as ações de rua que se desenvolvem na Europa e nos EUA para o centro da produção. A luta internacional em apoio à libertação da Palestina permitirá contribuir com o surgimento de uma direção operária e revolucionária no Oriente Médio, a única forma de destituir as direções reacionárias islâmicas ou nacionalistas árabes, como o Hamas ou o Fatah, que levam a luta palestina para um beco sem saída.

A necessidade de resolver a crise de direção revolucionária é urgente frente à situação dos palestinos, o que mostra de forma dolorosa o significado do que chamamos de decomposição imperialista. Mas é impossível considerar a construção de uma direção revolucionária internacional a partir de uma somatória de programas nacionais, que refletem a adaptação às direções alheias à classe trabalhadora em cada país.

A questão palestina é um problema social e internacional, trata-se da luta contra o imperialismo. Por esta razão, são impotentes os programas embasados em qualquer solução nacional a partir da constituição de um Estado burguês na Palestina histórica, isto é, cujos fundamentos estruturais são a propriedade privada dos meios de produção.

Há uma gradação que vai desde uma Palestina “laica, democrática e não racista” como propõem as correntes morenistas, um Israel laico (programa que os setores antissionistas desmoralizados começam a levantar), até à solução de dois Estados, proposta levantada pelo imperialismo. Mesmo defender simplesmente uma Palestina Socialista, sem considerar a dinâmica internacional que o processo histórico imprime ao processo revolucionário, nem abordar programaticamente a extensão internacional da ditadura de classe a partir da ideia de federações, é limitado e errôneo.

Armados com a Teoria da Revolução Permanente, e depois de décadas de experiência das massas com as traições das direções burguesas e pequeno-burguesas árabes e islâmicas, devemos levantar claramente a necessidade de expropriar os expropriadores para destruir as bases sociais da dominação imperialista. É neste sentido que levantamos a palavra de ordem destruição do Estado de Israel como condição necessária para a tomada do poder pela classe trabalhadora do Oriente Médio, estabelecendo a sua ditadura de classe, cuja forma política será uma Federação das Repúblicas Socialistas do Oriente Médio e Magreb.

15/10/2023

 

 

 

 

 

 

 

 

Domingo, 08 Outubro 2023 11:56

Pela destruição do Estado de Israel  

 

Por uma Federação das Repúblicas Socialistas no Oriente Médio

Nas últimas horas, o Hamas, organização que comanda a Faixa de Gaza, lançou uma ofensiva contra o enclave imperialista de Israel. A operação foi realizada em resposta à ofensiva reacionária deste último contra os territórios palestinos e contra sua intenção de anexar a Cisjordânia. Isso acontece em um cenário internacional onde as lideranças árabes da região têm buscado acordos com os EUA e a China, acordos os quais nenhum deles dá solução para a situação histórica do povo palestino.

Os governos Biden e a União Europeia apoiam o governo Netanyahu, como não poderia ser de outra forma. O governo argentino e todos os candidatos patronais que aspiram ser o próximo saíram rapidamente para condenar o ataque e se colocaram à disposição de Israel. Da mesma forma, governos da região, como Chile, Colômbia e Brasil, vieram a público condenar a ofensiva do Hamas, declarando-o terrorista, alinhando-se ao regime sionista e pedindo para promover a linha reacionária de estabelecimento de dois Estados. O imperialismo apoia seu enclave e os lacaios dos governos semicoloniais respondem ao chamado de seu amo. Nesta situação, é evidente que os trabalhadores e o povo pobre devem estar do lado da resistência palestina, erguendo as bandeiras anti-imperialistas e chamando a todos os trabalhadores da região para enfrentarem os seus governos para expulsar o imperialismo do Oriente Médio. Apelamos aos trabalhadores do mundo a lutar pelo triunfo do povo palestino e defender uma política operária independente frente ao cenário belicista colocado pelo imperialismo no Oriente Médio. Assim como devemos enfrentar a política da OTAN na Ucrânia e a invasão de Putin, no processo de assimilação dos ex-Estados operários.

Defendemos o direito de defesa do povo palestino, sem ter nenhum tipo de acordo com a direção do Hamas, uma liderança contrarrevolucionária que luta por um Estado teocrático. Devemos nos mobilizar para apoiar a resistência palestina.

 

Segunda, 04 Setembro 2023 22:40

Periódico El Nuevo Curso # 35

Descarga el PDF

 

No próximo dia 03 de setembro, completam-se 85 anos do congresso fundacional da IV Internacional, ocorrido em Paris, em 1938. Em meio às perseguições e à política de extermínio de seus militantes, levada a cabo por Stálin, o congresso reuniu cerca de trinta delegados, representando 11 seções internacionais filiadas. O próprio Trotsky não pode participar, exilado no México.

A necessidade de uma nova internacional já era defendida há alguns anos, diante da política contrarrevolucionária assumida pela Internacional Comunista sob a direção de Stálin, que conduziu o movimento operário às derrotas na Alemanha e, sob a forma de frentes populares, na Espanha e na França. Derrotas estas que, diante da ascensão do fascismo e da iminência da II Guerra Mundial, significaram uma tragédia para o curso da revolução mundial e da própria União Soviética.

A IV Internacional surgiu com a tarefa de responder à crise histórica da direção revolucionária, responsável pela derrota do movimento revolucionário, por meio de um programa correspondente. Diante da “contradição entre a maturidade das condições objetivas da revolução e a imaturidade do proletariado e de sua vanguarda”, o Programa de Transição ou “A agonia do capitalismo e as tarefas da IV Internacional”, pretende estabelecer a ponte entre as reivindicações concretas das massas trabalhadoras e o programa revolucionário, ou seja, um sistema de reivindicações transitórias que permita a superação da crise de direção revolucionária (ao estabelecer a ponte entre a velha e desiludida geração revolucionária e nova geração inexperiente) e coloque o proletariado na luta imediata pelo poder (desorganizando a burguesia). 

É importante reafirmar o sentido e a importância do que Trotsky denominou “sistema de reivindicações transitórias”, pois este condensa o programa revolucionário experimentado na Revolução de Outubro na medida em que se dirige “aberta e resolutamente” contra as bases do sistema burguês; não podendo, dessa forma, ser reduzido em um conjunto de consignas ou reivindicações pontuais dirigidas ao estado burguês, como se utiliza o centrismo. Ao contrário, busca uma mobilização sistemática das massas trabalhadores em direção à revolução.

Há 85 anos de sua fundação, a tarefa estratégica da IV Internacional segue ainda mais urgente; “não consiste numa reforma do capitalismo, mas em sua derrubada. Seu objetivo político: a conquista do poder pelo proletariado para realizar a expropriação da burguesia.” O momento atual reflete as tendências abertas pela estrutural crise econômica, aprofundada pela pandemia e pela atual guerra na Ucrânia, dentro do período histórico de decomposição do imperialismo e do processo de assimilação dos ex-Estados operários. A alta inflacionária e sua permanência por um período longo, puxada pelo aumento dos preços dos alimentos e combustíveis e a crise da dívida, ampliada nos anos de pandemia, tem aumentado as disputas interestatais por mercados e recursos. O imperialismo busca acelerar o processo de recuperação econômica e assimilação dos ex-Estados operários, não sem aprofundar as suas contradições e abrir processos de lutas de classes. As semicolônias buscam se reorientar em sua relação com o imperialismo e a China, em meio aos efeitos mais profundos da crise econômica, ocasionando maior instabilidade política, como na América Latina e agora na África que, sem uma direção revolucionária, arrastam cada vez mais as massas trabalhadoras para a miséria e para o engodo das defesas nacionalistas.

A superação da crise de direção revolucionária é, como afirmou corretamente Trotsky, a condição para superação da crise histórica da humanidade. A adaptação cada vez maior das direções dos trabalhadores às instâncias do estado burguês em seu momento de maior crise, bem como a busca pelas saídas dentro dos marcos nacionais, prolonga e aprofunda a situação de miserabilidade de nossa classe. Por isso, como TRQI, defendemos a convocação de uma Conferência Internacional das correntes que reivindicam a ditadura do proletariado para discutir e preparar as tarefas que esta situação nos impõe. No 85º aniversário da fundação da IV Internacional, reafirmamos que a sua reconstrução é uma tarefa inadiável, pois apenas sob “o partido mundial dos trabalhadores, oprimidos e explorados”, é possível organizar a luta pela derrubada da burguesia e pela imposição da nossa ditadura de classe!

 

Domingo, 20 Agosto 2023 11:29

Há 83 anos do assassinato de Leon Trotsky

Em 21 de agosto de 1940, exilado no México, Leon Trotsky sofreu um ataque fatal do assassino infiltrado de Stalin, Ramón Mercader. Mas, o que esse golpe rasteiro do stalinismo (prestando um enorme serviço ao capitalismo) buscou silenciar para sempre, não só continuou repercutindo, como se consolidou como a única voz que ainda pode falar de revolução socialista. Há 83 anos deste evento, suas ideias ainda são válidas e nos permitem ter um guia revolucionário para intervir nos fenômenos da luta de classes, para enfrentar o sistema capitalista como vanguarda da classe trabalhadora organizada em um partido mundial.

A crise aberta pela guerra entre dois ex-Estados operários, situação inédita na história, abre, somada à crise econômica mundial e aos processos pós-pandemia, elementos de ruptura do equilíbrio instável. Isso pode ser corroborado pelo fato de que o imperialismo começou a impor uma política belicista para assimilar os ex-Estados operários, rediscutindo todos os pactos existentes no período anterior, para tentar resolver a crise iniciada em 2008 e conter os efeitos catastróficos do desenvolvimento da pandemia do covid. Essa política mais agressiva do imperialismo não é realizada em seu momento de força, mas em seu momento de maior debilidade histórica, em que o sistema capitalista como um todo está em crise estrutural e suas formas de dominação estão questionadas. A economia mundial caminha para uma recessão com elementos depressivos, com crises da dívida nas semicolônias e processos inflacionários em grande parte do planeta.

Assistimos a uma aceleração dos tempos, impulsionada pela política do imperialismo, na necessidade de assimilar os ex-Estados operários e abrir novos mercados em meio a uma crise na organização do capital e de suas instituições, como o Estado burguês, e de sua forma de dominação, com um bonapartismo decadente.

Defendemos que o legado de Trotsky nos oferece base teórica e política para atuar nesta etapa histórica, pensando com as nossas próprias cabeças os processos de assimilação dos ex-Estados operários, a decomposição imperialista e o curso das instituições criadas para sua dominação, e as tarefas para avançar na solução da crise da direção revolucionária. Uma das tarefas que Trotsky defendeu explicitamente foi substituir o centrismo pelo marxismo para dotar à vanguarda operária de um programa transicional que levasse à construção de partidos como seções da IV Internacional reconstruída. Devemos disputar uma nova geração que se molda sob os efeitos do capitalismo decadente. As receitas do centrismo estão provando sua nulidade para levar isso adiante, já que se adapta à situação, realizando um revisionismo histórico do núcleo teórico do marxismo. Isso se expressa no programa e na organização, que entraram em crise. Realizaram todo tipo de concessões às teorias da moda e aos movimentos tais como são, culminando em um parlamentarismo ou movimentismo que obstrui a possibilidade de desenvolvimento de uma vanguarda revolucionária. É uma tarefa acertar as contas com o centrismo para regenerar o trotskismo em chave revolucionária diante das novas gerações.

Através da TRQI, levantamos a necessidade de uma Conferência Internacional com os grupos que ainda defendem a ditadura do proletariado para avançar nas tarefas dos revolucionários nesta etapa.

Há 83 anos do assassinato de Leon Trotsky, continuamos a nos organizar e lutar para derrotar este sistema capitalista, destruir o poder da burguesia, organizar a classe trabalhadora, desenvolver as etapas da ditadura do proletariado e expropriar os expropriadores. O trotskismo é a continuidade do marxismo revolucionário, contém e condensa em seu programa o guia da revolução operária e socialista, sua extensão internacional e mundial.